One more try

Ayer, en modo homenaje, puse la lista de Faith. Y en cuanto sonó One more try me transporté al verano de 1989. Fue cuando la escuché por primera vez. Y lo recuerdo porque no solo la escuché, la bailé con el chico con el que en aquel momento quería casarme de mayor. Fue nuestro primer acercamiento. Yo tenía 14 y él 18. Y, lógicamente, a mí casi me da un pasmo de la emoción. Como buena casi quinceañera de aquellos tiempos no me atrevía ni a hablarle cuando me lo encontraba.

Estábamos en el Daisy’s Place, la discoteca de la urbanización donde íbamos todos los veranos. Con su pista y su bola gigante, con sus luces y su pantalla, que a mí me parecía como un cine, en la que ponían los temas del momento. Realmente era un local bastante cutre, pero no hay gafas mejores que la ilusión. Así que no me creía mi suerte cuando le vi aparecer por la puerta, a ritmo de videoclip, entre el humo de todos los que nos arremolinábamos alrededor de los sillones. Sí, ya sabemos que entonces se fumaba dentro de los sitios.

Fue solo un momento, él no estaba para niñatas. Pero sonó George Michael y me enganchó por la cintura. ‘Cause teacher,there are things that I don´t want to learn, and the last one I had, made me cry. Cuatro pasos mal dados, mi corazón a mil aspirando el olor de su chaqueta de cuero, segundos que parecen horas. Y luego desapareció. Con esa canción, que me regaló uno de los momentos más potentes de mi adolescencia.

Años después retomamos nuestro baile. Pero esa ya es otra historia.

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