Y cuando parece que las aguas vuelven a su cauce una llamada lo desbarata todo. Y cuando parece que mis emociones están ordenadas por colores llegas tú y haces la mezcla imposible.
Para bien, y para mal, es lo que hay. Eres un rayo de sol que entra directo en mi apartamento. Sobrepasas los muros de los patios y das de lleno en el centro de la mesa del salón de mi quinto interior.
No hay sombra que te cubra. Poderoso como un Neptuno saliendo de la ola de tu isla. Así llegas y así te vas. Con toda la fuerza.
Y yo me abandono tranquila porque sé que resistir sólo me va a cansar.
Y entono un carpe diem para dejarte entrar sin remordimientos y justificarme. Porque rechazarte es impensable.
Una llamada. Voy a Madrid. Here comes the sun.